Hipódromo de Chile

Aunque no es precisamente un bar, el Hipódromo de Santiago de Chile tiene méritos de sobra para ser considerado un lugar atractivo para bohemios.

En el Hipódromo el día pasa volando, bueno galopando si se prefiere. Se puede disfrutar de un asado al medio de la pista, ver las carreras desde las galerías bebiendo cerveza y comiendo pan amasado, huevo duro o charqui, o bien, y a muy pocos metros de la pista de carrera, existen unas "cafeterías" donde lo que menos venden es café. Aquí se puede disfrutar de un buen brebaje con sándwich de pernil u otras exquisiteces, de lo mas típico de la comida chilena.

Sin duda la especialidad de la casa es el borgoña, que consiste en un ponche de vivo (recomendamos el blanco) con frutillas, fernet, azucar y hielo. Muy refrescante, delicioso y peligroso ya que no te das ni cuenta cuando comienzas a ver en la pista caballos de 2 cabezas. La gracia está en ir con amigos y apostar a cada carrera, no se necesita saber de caballos, el secreto esta en hacer lo contrario que indican las estadísticas o apelar al nombre del caballo mas curioso, y lo más importante, nunca cambiar la apuesta por ridícula que parezca. Si no me creen pregúntenle a un amigo que en plena ventanilla se arrepintió de poner sus $1000 al caballo “Best Fashion” y se lo dió a otro de mayor reputación. “Partieron!!!, sonó el disparo, y Best Fashion comenzó a ganar posiciones hasta pelear la punta con el equino que le arrebató la apuesta, nariz con nariz, pestaña a pestaña y en la recta final Best Fashion acelera el paso como si arrancara del diablo y ante el asombro de todo el publico terminó ganando la carrera. En todo Chile este caballito tenía muy pocas apuestas, jamás había ganado nada y no vi a nadie acercarse a la ventanilla a cobrar el premio. A mi pobre amigo, ni con 4 borgoñas se le quito la pena ya que estuvo a segundos de apostar a Best Fashion, quien pagaba 90 : 1.

Sountrack: Por una cabeza