Gentileza de Max desde Praga
La razón por la cual Špejchar está en esta lista es evidente para todos los que me conocen y saben dónde vivo. Es que Špejchar es el restaurant de mi pueblo. En realidad, hay más de uno, pero no vale la pena ni mencionarlos.
Es el lugar donde nos conocen por nombre, donde nos saludan cuando pasamos caminando por la puerta. Es el lugar a donde voy con mi jarro de cerámica cuando me dan ganas de tomar cerveza fresca. Es el lugar donde hicimos nuestra fiesta de casamiento. Es el lugar donde nos preguntan por nuestras familias, sobre cómo marcha la obra en nuestra futura casa. Y es el lugar donde vamos con mi esposa, y amigos que nos visitan también, a tomar o comer algo cuando no tenemos ganas de preparar nada.
Y no es sólo por todo eso, aunque ya es suficiente para hacer de cualquier lugar uno de los favoritos. Špejchar es en sí mismo un lugar muy lindo. Es el edificio más antiguo que queda en el pueblo. Originalmente un establo del siglo XXVI, según la dueña (incluso las escaleras que llevan al salón de arriba son patrimonio histórico, son las originales del edificio). Ahora por supuesto, refaccionado y acondicionado para restaurante, con mobiliario bien rústico. Las paredes están decoradas con antiguas herramientas agrícolas, y desde las gruesas vigas de madera del techo, cuelgan una multitud de brujas muy simpáticas. Todo, junto con las ventanas pequeñas que apenas dejan entrar luz de afuera, las velas en candelabros de metal rústico, incluso los uniformes de las camareras le dan al lugar una atmósfera bien de campo sin convertirse por ello en un retaurant temático.
Durante los meses de buen tiempo, también abren una terraza en la parte trasera, y otra adelante. La de atrás es la que más me gusta, ya que, por un lado no está a la calle y por otro, uno se puede sentar a la sombra de un castaño de vaya uno a saber qué edad.
La comida no está para nada mal tampoco. No esperen nada sofisticado, es comida bien de hospoda, pero algunas cosas son realmente muy buenas, me viene a la mente el espléndido smažení hermelín que allí sirven (queso hermelin, que es algo así como un brie, frito), aunque no es recomendable para aquellos de apetito de pájaro, porque las porciones son bien grandes y su muy bien presentado tatarský biftek.
La cerveza, Starobrno 10° y černé, Baron Tenck (Starobrno 14°) y Pilsner Urquell. A veces también tienen algunas especialidades, como la Starobrno Velikonoční Special (cerveza de pascuas, verde, muy rica), y fue allí donde descubrí la desítka de Chýně.
Como si todo esto no fuera poco, la dueña, la Sra. Ponertová, se preocupa mucho por el lugar; cada año le agrega algo nuevo, en primavera lo viste de flores y vé que los juegos para chicos (sí, hay hamacas, una calesita, un arenero, etc) estén en buenas condiciones.
Mi esposa siempre se acuerda la la primera vez que la llevé allí. No hacía mucho que estábamos saliendo. Apenas entró, le encantó y se sintió muy a gusto y siempre quiso volver, y un par de años más tarde nos estábamos sentando casi en el mismo lugar para tomar juntos la sopa de bodas. Quizás las brujitas de Špejchar tienen algo de magia todavía.....
Špejchar
Kladenská 18
Velké Přílepy
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