Chuquicamata, es la mina de cobre a rajo abierto más grande del mundo, ubicada en el Desierto de Atacama, uno de los más áridos del mundo, en el norte de Chile (región de Antofagasta). Sus condiciones climáticas son extremas, en el día el sol funde la piel y la noche la cristaliza, en Septiembre los vientos pueden llegar fácilmente a los 120 Km./hr., los que se convierten en verdaderas tormentas de arena. Es normal que para esas fechas el tránsito vehicular entre Chuquicamata y Calama (ciudad ubicada a 11 Km.) sea suspendido por unas horas, esto por que el viento puede voltear fácilmente a los autos pequeños.
Profundizando en el tema que nos convoca, voy a comentar sobre uno de los pocos boliches que existían en Chuqui, “El club de empleados”, un tipo de bar ubicado en pleno centro de la ciudad, que abarcaba casi una cuadra frente a la plaza. Con un salón de eventos, una buena barra, otras cuantas mesas y espectaculares mesas de pool. Pero más allá de su arquitectura, variedad de tragos o ubicación geográfica, tenia algo que difícilmente podré encontrar en algún otra lugar y que era ese momento de relajo que buscaba el minero de cobre después de la dura jornada en el cerro, o esas reuniones de fin de semana en las que se contaban miles de historias, se hablaba de fútbol, se recordaba a los viejos amigos que ya habían partido a “mejor vida”. En cierta ocasión visite Chuquicamata para tomar unas cervezas con los viejos amigos, el lugar de reunión fue el club de empleados, llegue un poco antes de la hora acordada (yo y mi mala costumbre de puntualidad), me senté en esa barra, que estaba vacía, pedí una cerveza y me puse a esperar recordando mi infancia por esas calles, (dejé Chuquicamata a los 13 años), estaba en eso cuando entra al bar un señor de avanzada edad, se sienta a un costado de la barra, acto seguido y sin ninguna señal el barman toma un vaso grande, casi lo llena de pisco (destilado de uva) y se lo lleva junto a una coca-cola. El señor me queda mirando y me hace unos comentarios de fútbol, y se armó una buena conversación sobre el tema, hasta que en un silencio cuando me servía un trago de cerveza me pregunta:
- bueno amigo, y ud. ¿trabaja en la mina?
- No señor, vengo de paso, estoy terminando mis estudios, pero mi padre si trabaja en la mina y mi abuelo trabajó en la planta.
- Y su abuelo como se llama?- me preguntó mientras miraba se vaso
- Mi abuelo se llama marino.
Este señor se queda pensando uno segundos y me dice:
- Gran amigo Marino, murió el año 82, muy enfermo – lo dice casi con nostalgia
Fue un momento muy especial, nunca conocí a los amigos de mi abuelo, tenía muchas cosas que preguntar pero no supe por donde empezar. Creo que este señor se dio cuenta de eso, por que me mira, se toma el último sorbo de su vaso y me dice:
- Se me hizo tarde, los viejos nos acostamos temprano, que le vaya bien marinito.
- Igualmente- atine a decir
Y me quedé mirando como este señor salía del bar al mismo tiempo que entraba uno de mis buenos amigos, nos saludamos y empezamos a hablar de fútbol.
No les recomiendo el bar por que ya no existe, en realidad ya no existe la ciudad, por motivos medioambientales Chuquicamata cerró sus puertas como campamento minero y solo queda el casco histórico como patrimonio invaluable, fueron 92 años de historia, tiempo en el que se
forjaron los cimientos que hoy sustentan a Chile. A los Chuquicamatinos es algo que nos entristece pero que a la vez enorgullece… pero bueno, eso es parte de otra historia.
Fotografía de la ceremonia final de despedida y cierre de Chuquicamata
Soundtrack: Los Pampinos "Minero de Cobre"
Pd: Tengo la canción en mi pc, pronto trataré de subirla
8 comentarios:
Que buena historia amigo, comprendo tu emoción pero estoy lejos de dimensionarla, debe ser duro que cierren la ciudad donde naciste
sacaste trago
salud2
Tiranizan
me encanto la historia...
son esas pekenas cosas, como esta historia, que te hacen pensar en lo valioso que son los recuerdos...
yo tambien tengo recuerdos muy lindos de Chuqui...
lastima que no pude ir a la ceremonia de despedida..
me gusto su pagina..
suerte!!!
adios
Gracias Nathyta, pero tratame de "tu" no soy tan viejo jajja
ahhh...
Que puedo decir!
por fin alguien que diga que es verdad lo de los 120 km por hora del viento!
Siempre que contaba eso nadie me creía...
Siento que todo lo que contemos de Chuquicamata ahora sonará aún más a leyenda!
Sigo nostalgica...
Fui a la despedida y sigo con sentimientos encontrados...
me cuesta creer que nuestro chuqui quede sepultado bajo piedras...
Lindo relato...
saludos
SENTIDO Y MERECIDO HOMENAJE AL PUEBLO MINERO QUE DESAPARECE, TAL COMO OCURRIO CON LAS SALITRERAS, SOLO QUEDAN LOS RECUERDOS DE LOS MOMENTOS ALEGRES, AUNQUE NUNCA ESTUVE EN CHUQUI, COMO NORTINO Y MINERO DE CORAZON EN MI ADOLESCENCIA COMO ESTUDIANTE VIVI LA MISTICA DE LA ZONA. SALUDOS! Y SALUD! POR CHUQUI.
PD.DIGANLE "USTED" A "DE BOLICHES Y COPAS" , QUE TAN JOVEN NO ES JEJEJE. (TOUCHÉ)
Hola. Gracias por tu comentario. Me parece buena idea recopilar bares de todo el mundo. Te enviaré alguna foto de algún bar de aqui de España. Encantada de colaborar contigo. Saludos.
Muy bonita la historia, al final esos bares y los distintos copetes que se puedan tomar son para eso, para generar ambiente, relaciones, sentimientos y buenas historias que sirven de bálsamo para sobre llevar la realidad cada vez que uno las recuerda.
eso pasaba en Chuqui, pueblo chico, la gente se conocía...
me vine de 5 años, los recuerdos son pocos, pero precisos y hermosos
un abrazo
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